Cuatro lanzamientos que exploran el colapso, el amor, la memoria y la mirada interior desde territorios sonoros distintos. Del metal catártico al rock contemplativo, de la nostalgia instrumental al rap emocional, estas canciones convierten la experiencia humana en un pulso que no se apaga.
Burn My Shallow Ground – “Frantic”
“Frantic” es una inmersión directa en el colapso interior, un tema de industrial y gothic metal que no busca consuelo, sino verdad. Desde el inicio, las bases electrónicas empujan con ansiedad mientras las guitarras pesadas refuerzan una sensación de urgencia constante, como un pulso que no logra calmarse. La producción potencia ese clima opresivo, creando un espacio donde la oscuridad no se esconde, se confronta.
El estribillo, construido alrededor del grito “save my darkness, take my hand”, funciona como un llamado desesperado entre la autodestrucción y el deseo de redención. La voz de Dom transmite fragilidad y fuerza a partes iguales, guiando la narrativa de pérdida de identidad, memoria y sentido. “Frantic” no es solo una canción, es un estado emocional: caótico, intenso y profundamente humano.
Burn My Shallow Ground confirma aquí su capacidad para transformar la angustia en una experiencia sonora envolvente, oscura y honestamente catártica.
Mare Carrier. – “Se para el tiempo”
“Se para el tiempo” es un tema de hard rock y latin rock que captura esa sensación suspendida que aparece cuando el amor altera la percepción del mundo. Mare Carrier combina guitarras crudas y sintetizadores envolventes en una fórmula directa y enérgica, con influencias claras del rock visceral de Wolfmother y la electricidad minimalista de The White Stripes. El resultado es una canción potente, pero con un corazón contemplativo.
Más allá de la distorsión, la letra invita a frenar el ritmo acelerado de la vida y reconectar con lo esencial: escuchar el silencio, respirar el mar, compartir el café al amanecer o cuidar a quienes nos rodean. Es una celebración de la existencia cotidiana, sin artificios ni pretensiones, donde amar y dejarse amar se vuelven actos revolucionarios.
“Se para el tiempo” logra ese equilibrio poco común entre fuerza y sensibilidad, recordando que también se puede reflexionar a golpe de guitarrazos.
Past Day. – “Juventud Distante”
“Juventud Distante” es una pieza instrumental que envuelve al oyente en una nostalgia luminosa, donde el post-punk y la new wave dialogan con la sensibilidad del dark wave. Past Day construye una atmósfera introspectiva apoyada en guitarras contenidas, sintetizadores vintage y una cadencia melancólica que avanza sin prisa, como un recuerdo que vuelve de forma inesperada.
La estética visual del lanzamiento, inspirada en un edificio emblemático de la UNAM y tratada con un filtro sovietwave, refuerza la idea de memoria difusa y búsqueda personal. El mural, cargado de símbolos mexicas y elementos de la naturaleza, funciona como un puente cultural entre México y Rusia, uniendo historias de juventud, estudio e identidad.
Fiel a su enfoque cinematográfico, Dmitry Basov logra que “Juventud Distante” sea más que una canción: es un espacio emocional donde la melancolía y la esperanza coexisten. Una obra que confirma que la juventud puede sentirse lejana, pero nunca se pierde del todo.
Toni Vice – “Blickkontakt”
“Blickkontakt” es una pieza intensa, fuerte y profundamente cautivadora que confirma la versatilidad de Toni Vice dentro del pop rap y el Deutschrap contemporáneo. La canción se mueve con fluidez entre capas de dream pop, rap melódico y atmósferas emocionales que se entrelazan sin fricción, creando una experiencia sonora que atraviesa varios géneros al mismo tiempo. La producción envuelve, empuja y respira, permitiendo que cada transición se sienta natural y necesaria.
La letra funciona como un viaje introspectivo, directa y honesta, donde la mirada y el silencio dicen tanto como las palabras. Toni Vice utiliza la música como lenguaje universal para expresar conflicto interno, crecimiento y claridad emocional. En “Blickkontakt” se percibe una madurez artística clara: control del ritmo, intención narrativa y una identidad sonora bien definida.
Es una canción que no solo se escucha, se siente, y que posiciona a Toni Vice como un exponente sólido de la fusión moderna entre sensibilidad pop y contundencia rap.
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